A raíz de la primera película se lanzó al mercado la marca de juguetes eróticos Fifty Shades of Grey. y Fifty Shades Darker.
Debido a la demanda de esposas, antifaces, etc. que empezó a producirse cuando se lanzaron los libros, se creo la propia marca donde se puede encontrar todo lo que aparecen en las películas, desde la corbata gris hasta la crema post azotes pasando por las bolas plateadas.
Por poner un ejemplo, quien haya visto 50 Sombras mas oscuras se acordará de la pinzas para pezones que Christian le prueba en el dedo a Anastasia, son ajustables y exactamente iguales.
También se puede encontrar la barra separadora de piernas, además de esposas de varios tipos, aceites, máscaras, cuerdas, etc.
Los juguetes que en las películas no se nombran pero en los libros si también los podéis encontrar como por ejemplo rueda con pinchos que Anastasia coge cuando esta cotilleando el cuarto rojo en 50 sombras más oscuras,
¿Cómo consigue que suene tan erótico? Trago saliva, y para desviar su atención saco un artefacto que parece un cortapizzas de dientes muy puntiagudos.
—¿Y esto?
Frunzo el ceño. No creo que en el cuarto de juegos haya nada que hornear.
—Esto es un molinete Wartenberg.
—¿Para…? Lo coge.
—Dame la mano. Pon la palma hacia arriba.
Le tiendo la mano izquierda, me la sostiene con cuidado y me roza los nudillos con su pulgar. Me estremezco por dentro. Su piel contra la mía siempre consigue ese efecto. Luego pasa la ruedecita por encima de la palma.
—¡Ay!
Los dientes me pellizcan la piel: es algo más que dolor. De hecho, me hace cosquillas.
—Imagínalo sobre tus pechos —murmura Christian lascivamente.
¡Oh! Me ruborizo y aparto la mano. Mi respiración y los latidos de mi corazón se aceleran.
¿Cómo consigue que suene tan erótico? Trago saliva, y para desviar su atención saco un artefacto que parece un cortapizzas de dientes muy puntiagudos.
—¿Y esto?
Frunzo el ceño. No creo que en el cuarto de juegos haya nada que hornear.
—Esto es un molinete Wartenberg.
—¿Para…? Lo coge.
—Dame la mano. Pon la palma hacia arriba.
Le tiendo la mano izquierda, me la sostiene con cuidado y me roza los nudillos con su pulgar. Me estremezco por dentro. Su piel contra la mía siempre consigue ese efecto. Luego pasa la ruedecita por encima de la palma.
—¡Ay!
Los dientes me pellizcan la piel: es algo más que dolor. De hecho, me hace cosquillas.
—Imagínalo sobre tus pechos —murmura Christian lascivamente.
¡Oh! Me ruborizo y aparto la mano. Mi respiración y los latidos de mi corazón se aceleran.
Desde luego es un buen negocio lanzar una colección de este tipo, porque aunque se pueden encontrar sin que sean de la marca, no son exactamente tal y como se describen en los libros.
Os invito a que echéis un vistazo, dan ganas de probarlos todos y además son muy bonitos y la presentación es muy elegante.
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